El bullying se puede definir como la conducta en la que unos menores de edad deciden molestar a otros menores más pequeños o más vulnerables, mediante acoso, amenazas, extorsiones, etc.
Se dirige generalmente contra los que son diferentes, que no usan ropa a la moda o que forman parte de una minoría social o racial. Suele ser frecuente también las molestias por defectos físicos, por sobrepeso, torpeza, o incluso por estudios o timidez.
La intención que tiene esta actividad es la de herir, humillar o dejar de lado a una persona de un círculo de amigos o de una comunidad concreta. No obstante, es posible que muchos menores realicen estos actos simplemente por inercia si el niño está siendo ya víctima de estos abusos por parte de otros compañeros.
En internet, esta conducta, a la que podríamos denominar “ciberbullying” se produce cuando un menor de edad atormenta, acosa o humilla a otro mediante internet, los smartphones u otras tecnologías telemáticas.
Tiene que haber menores en ambos extremos del ataque para que se considere ciberbullying: si hay algún adulto, entonces se estaría hablando de un caso de ciberacoso.
Esta actividad constituye una de las amenazas más preocupantes en la actualidad debido a que afecta severamente el desarrollo en la etapa de la adolescencia y de la juventud, incluso llegando a generar casos aislados de suicidios debido a la discriminación, aislamiento y amenazas que sufren las víctimas del ciberbullying.